Categoría: Leyendas de Santander

CUENTA LA LEYENDA… DEL CANDIL A LA LUZ

Jose Urbano Cristancho Ardila

Jose Urbano Cristancho Ardila

Cuenta la leyenda… que hace muchos años los pequeños pueblos eran autosuficientes en su vida alimentaria, los solares permitían sembrados de maíz, millo frijol, hortalizas y la cría de aves de poco vuelo. Las trojas y cañizos almacenar los granos y por los caminos frutos para deleitar el paladar. Sin embargo, para muy pocos habían oportunidades de avanzar, así que muchos jóvenes por aquellos tiempos, salían a aventurar, la arriería a lomo de mula para surcar caminos de piedra y transitar inhóspitos parajes llevando mercancía fue la oportunidad que por comida, hospedaje y un par de monedas en estas hazañas osaran emprender.

Nuestro personaje desde muy joven, a estas faenas se arriesgó, algunos ahorros, inclemencias y anécdotas acumulo y en unos años al Socorro como barman en el club vino su vida a reanudar, pronto su habilidad con los números y las destrezas en las recién salidas sumadoras, el cargo de contador se le otorgo.

Un alcalde desesperado pronto lo va a conocer y una propuesta tentadora le ha de ofrecer, sin pensarlo dos veces con su familia en la casona de dos pisos de inmediato se va a instalar y como tesorero municipal eternamente en el pueblo lo apreciaran.

Por aquella época, los residentes del poblado en las noches de penumbra,  junto a un candil alimentado por un pequeño motor creencias, fabulas y tradiciones los mayores frecuentaban a sus hijos trasmitir y así las primeras horas de la noche colmar.

La luz eléctrica en varios centros cercanos, en bienestar y confort los habitantes podían disfrutar, pero los costos tan altos e inalcanzables líderes y empleados decidieron claudicar, solo un personaje con perseverancia, ahínco y tesón esta tarea podrá emprender.

Muchas puertas tendrá que tocar, pero el costoso transformador condición primordial deberá conseguir y así un gran paso al desarrollo Pinchote experimentara. Muy pocos confiados están, sin embargo el tesorero no desfallecerá y de mil maneras dineros conseguirá, ante el asombro de todos en una noche inesperada el parque se iluminara y este es el gran paso para que al pueblo la electricidad pueda llegar.

Nadie se ha podido explicar como don José Cristancho  pudo alcanzar, lo que muchos con tanto poder ni siquiera lograron empezar. Un gran sueño, su deseo desinteresado y generoso un éxito las gentes desde aquel día empezaron a disfrutar.

Casi treinta años al frente de un cargo de excesiva responsabilidad, dan cuenta de su personalidad y las tareas que logro concretar permiten conocer no solo su carácter sino su ingenio, talento y honestidad.

Aun hoy por cada uno de los cables que surcan la geografía de este pueblo, una porción de esta energía, nos recuerda que hace casi 60 años alguien solo con su trabajo y dedicación puso ese grano de arena que trajo la electrificación.

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CUENTA LA LEYENDA CIUDADANIA EN RE BAJA

cedula

cedula de ciudadania

Cuenta la leyenda… que otrora época no muy lejana, en los poblados la institucionalidad hacia presencia; un alcalde, un tesorero, un juez, un registrador, la maestra del pueblo, los correos, la enfermera, el cura y el sacristán. En la registraduría las modestas oficinas lo básico tendrán y dentro de sus herramientas lo usual una camarita, instrumento para medir un liston de madera debidamente marcado por el mismísimo funcionario  y calibrad0 con un cartabón de modistería un poco ajado que aseguraba la precisión,  rodillo con grasa negra para huella dactilar y máquina de escribir. Llegar a sus oficinas para una cedula tramitar, emocionante momento de alcanzar la nacionalidad, todo el andamiaje listo esta, por allí aun lo digital ni en proyecto se logra visualizar, al parque buscando luz para un mejor ángulo encontrar, y los diez dedos negros y grasosos están, su marca indeleble que algunos días durará y sin zapatos para una mayor exactitud la estatura medirán, con ojo clínico el funcionario muy amablemente preguntará que señas particulares se debe registrar. En una gran cartulina sus datos se consignaran y a la capital enviaran, los correos nacionales el tramite seguirá y en unos meses la cédula llegará. Días y meses de ansiedad, la agilidad el fuerte no será, lo que allí ha de aparecer ya nadie lo cambiara, el documento urgente pronto las elecciones vendrán, porque al pobre viejito que tres veces lo ha de intentar por caridad con mi voto esta vez hay que apoyar, un gallo fino su contendor será y aunque todos dicen que cuando López habla el pueblo escucha en esta ocasión sordos se han de mostrar y en dura contienda Belisario le ha de ganar y en la presidencia  el siete de agosto se posesionara. Y llega la anhelada fecha, en las manos cedula de ciudadanía hay que revisar y con gran sorpresa exclamar – ¡pero señor registro que es esta falsedad! – Mis ojos no lo pueden creer y él me ha de interrogar – ¿y que le ha quedado mal? –   yo entre sollozos le he de contestar – la estatura un par de centímetros menos usted me hubo de escribir, en la cartulina institucional del puesto de salud graduada con el cartabón de misia Triana Araus , la enfermera un metro con cincuenta en el carnet con su puño y letra lo ha de escribir  y este cartón errado esta y para la armada nacional esa medida no me ha de servir – , con gran preocupación el funcionario me ha de indagar sobre la estatura que tal institución exigiendo esta. Yo aun sin reponerme de tal golpe a mi vanidad, le he de manifestar que… no sé cuánto será, pero 1.48 para nada ha de servir. Para muchos una terquedad… que diferencia puede ser 2 centimetros de menos o de mas, y asi mi defensa les voy a presentar, ” ¿ha ido usted al TIA o al LEY? o mas recientemente al EXITO o a cualquier almacen? y en los carteles siempre observar que mucho mas caro un elemento de 15.000 que el de 14.999 que ese encuentra en rebaja” he ahí la diferencia en la segunda cifra que mi estatura y mi orgullo han de mancillar, porque desde entonces por una cifra mi personalidad ha de quedar como una rebaja de almacen. No valieron suplicas, ni refutar pruebas, ni buscar más allá, eso mide usted y ni un milímetro más,  y para colmo la foto tampoco ha de ayudar, porque si algo debo recalcar es que esa tampoco hizo honor a la realidad, menos mal el gobierno nacional ese documento hizo cambiar y aunque la estatura nunca me han de cambiar por lo menos la foto con nueva tecnología un poco alcanzo a mejorar. Y fue así como mi ilusión de  entrar en la fuerza aérea Colombiana o a la armada nacional se pudo frustrar ya nunca un majestuoso uniforme militar lucire y en la bajita de petróleos me convertí, referente de amigos y compañeros de mi amada universidad.  

CUENTA LA LEYENDA – MAMA TONA

Cuenta la leyenda… que la escuela urbana en diferentes lugares funciono, en casas semi destruidas a los estudiantes albergo y un día su sede en una esquina del parque por fin se instaló, dos grandes salones, un amplio corredor y los baños de uso general tenían hasta su propio orinal, salida por un costado gradas había que utilizar y la calle así alcanzar luego de una pequeña reja atravesar.

Y justo en frente una tienda muy particular, allí de todo se podía encontrar desde un caramelo hasta la yuca para el sancocho y el mercado completar.

Dos viejas vitrinas de madera, una estantería medio deteriorada y un cancel hacían de mobiliario para los productos así exhibir, en una de sus paredes  el almanaque de la cabaña un tanto amarillento junto a unos pocos afiches anticuados y rotos de adorno servían al local, en el ritual de asepsia la creolina no podía faltar y su característico olor inconfundible permaneció.

Travesuras de estudiante en aquellos tiempos, los muros saltar para una chuchería entre clases o al descanso ir a comprar, así el castigo fuese ejemplar, o un grito desde la reja para que doña Tuca en su lento caminar, la ansiedad nos pudiera saciar.

Y es que como se podían los antojos aguantar, los arrancamuelas una especie de manjar de panela y coco no podía faltar por diez centavos una manotada se obtenía para con los amigos compartir.

Supercoco el turrón con mucho coco, solo en este lugar se lograba conseguir,  esta maravilla se puede comparar  con un cono de chocolate, relleno de arequipe. Pero la emoción y el encanto era destorcer aquel papel verde, el cual en un solo movimiento dejaba al descubierto una joya para degustar directo al paladar.

Ella vendía millo en pelota, con ese saborcito endulzado con miel y envuelto en platico en cuyo interior una sorpresa nunca debió faltar, y desde aquellos tiempos un refrán muy popular… “le salió en un millo” cuando se quería indicar que muy fácil era de ganar.

Mogollas y panela para las onces preparar, aquella tradición con un toque especial haber alcanzado a poderlas comprar en esta tienda que siempre estas delicias frescas estan.

Para muchos la mama de los Quinteros la han de reconocer, para otros aunque no lo puedan creer el lugar de diversión, y algunos el recuerdo de picardías de infancia.

Sus últimos años,  triste es recordar, la amputación de sus piernas la vida le cortó y en soledad su fin se vio llegar, porque casi nadie la fuimos a visitar, el funeral muy concurrido si fue y es que paradójicamente hay mucha gente que más bien a los muertos les gusta acompañar.

CUENTA LA LEYENDA… VALOR EN LA ADVERSIDAD

Cuenta la leyenda… que la vida en un suspiro puede pasar, aquellos que un día estuvieron ya no están y los que amamos con el alma rota nos la han de dejar.

La alegría de niña un saludo, una sonrisa, una palabra especial de los vecinos mayores gran regalo para mi ser fue, muchos con cariño, otros de admiración, pero todos con un valor perdido hoy, sinceridad.

Era usual, en las tardes divisarla el parque atravesar para el templo visitar, y los lunes sin falta al cementerio llegar.

La vida fácil para ella no fue, diferentes adversidades debió vivir, sin embargo aún en su aflicción era común verla sonreír.

Una rara enfermedad su cadera deformo, en sus inicios con dos palitos de muleta se apoyó y como último recurso un viejo taburete de madera su andar acompaño.

Alguna vez otro tipo de ayuda más técnica se le ofreció y ella con un gesto de gratitud no lo acepto, “cuando me canse el taburete de asentadero me sirve más”.

En algunas casas sus servicios presto y su fidelidad incomparable conservo, aun los míseros sueldos con estoica grandeza no dejaba de retribuir con un trabajo consagrado y pulcro.

Changua, Arepa, carne asada el menú de su predilección, la olla de barro, el sabor de leña  y su entrañable amor en su comida se trasmitió.

Una queja jamás de sus labios salió, las lágrimas en su corazón las guardo y una frase de cariño a muchos nos regaló.

Una madre sin igual, a varios de sus hijos debió enterrar y todos los días ella en sus oraciones los había de recordar.

En la misa en las peticiones siempre con una voz sonora y lánguida se le oía suplicar… “por mi hijo Misael, por mi hijo Rafael y mi hijo Pedro”.

En aquella época del vaticano llegaba la liga de la misa, una inscripción que con una pequeña limosna se tenía derecho a un año de misas celebradas en Roma por el mismísimo santo Papa y que hasta indulgencias los finados podían recibir.

Doña Jacinta Oliveros con sus pocos ahorros mensualmente a sus tres hijos hacia anotar para que sus penas dejen de purgar y al cielo un tiquete directo puedan alcanzar.

Hoy desde el infinito cielo nos debe observar, su eterna paz con sus hijos estar y su noble sonrisa en una gran nube se debe dibujar.

CUENTA LA LEYENDA… EL HIJO PRODIGO

Efrain Cristancho Mendoza

Efrain Cristancho Mendoza

Cuenta la leyenda… que viajando en la capsula del tiempo y el espacio con una maravilla se ha de encontrar casas coloniales de tierra pisada y bareque perfectamente enmarcando una gran plaza totalmente reverdecida y coronada por un gigantesco árbol centenario que tres hombres se necesitan para  su tronco abrazar.

En este paraíso alejado del mundanal ruido creció un ingenioso y apuesto joven quien desde los brazos de su madre experimento el abandono.

Venido del Socorro y criado con las más estrictas reglas del honor, honestidad y respeto formo su carácter el cual por siempre lo acompaño.

Aun en el imaginario esta la silueta de aquel joven con sus pantalones cortos columpiándose en las ramas del orejo o haciendo corrillo con sus amigos de la época bajo las sombras del legendario árbol.

Como todos los hijos de hogares cristianos del poblado fungió como Acólito en el templo, portando el cirial o acercando las vinajeras al altar en la celebración.

Pronto su pasión por los números y la exactitud del grupo de jóvenes se destacó y hasta el cura del pueblo lo empezó a inducir no solo en las lides de la contabilidad sino en el liderazgo municipal.

Cursos, seminarios e institutos en diferentes partes del país conocieron su gran vocación y forjaron su destino

En su pueblo grandes empresas conformo y a algunos amigos ayudo a dirigir y así su destino en poco tiempo lo llevaría a la gran capital.

Nuevos rumbos la vida le deparo, con gran éxito a la embajada llego y allí por muchos años la entidad financiera dirigió.

Algún día a su tierra quiso regresar, en el gremio del trasporte Berlinas del Fonce gerenció y su gran amigo de infancia en Coopcentral con su sapiencia lo requirió.

Grandes aportes en esta entidad logro desarrollar, transparencia, integridad y rectitud consiguió instaurar y todos los que de su labor pudieron conocer como leal, honesto e incorruptible lo pueden describir.

Sin embargo esto no fue suficiente, la envidia y codicia de algunos, presiones y cambios deshonestos quisieron hacer, tanta afrenta su ser no pudo soportar y por eso la fatal decisión a su vida un disparo puso fin.

Aunque no compartamos sangre un apellido, un padre adoptivo y un gran cariño con Efraín Cristancho eternamente nos unirá.

CUENTA LA LEYENDA… DESDE LA PUNTADELPALO

Desde un recóndito y misterioso lugar de la memoria cuenta la leyenda … que en alguna época cuando aún la modernidad no había llegado, la oficina de telégrafos ubicada en un costado del parque, único medio de comunicación, estaba al servicio de la comunidad. Un “cacho” negro instalado en una cabina de madera, instrumento de conexión con el exterior, los lugareños acudían al llamado por el chorote de la alcaldía… “se le informa a la señorita NN que tiene llamada a las dos en punto en la oficina de telecom”,  y así este medio de notificación eficaz permitía que el pueblo en pleno se enterara que el novio de la señorita NN la iba a llamar y estar pendientes en la tarde que nuevas habrá.

Solo cuatro cuadras el pueblo tenia, las calles aun sin empedrar y una cuadra abajo del centro de información, un punto estratégico “la punta del palo” durante muchos años sitio de referencia fue y hasta muertos conoció, y desde allí una vasta mirada plantas como la bellísima,  árboles frondosos tupidos con musgo y cercas de piedra tradicional, mejor paisaje nadie pudo disfrutar…  por el ramal del socorro a lo lejos una casa emerge tímida, sorprendente y enigmática. Una sensación misteriosa despierta la curiosidad, la gente hasta la curva ha de llegar y en un cuento de hadas  su visita se ha de convertir. La entrada, nada tradicional, por un costado cerca de alambre hay que cruzar, gradas de piedra y tierra se deben recorrer y justo en el patio rodeado de pollos, gallos y gallinas acceso directo a la cocina en barheque, una sorpresa había de esperar arepa cariseca, bollos de maíz y con suerte chicha fuerte para degustar, la pareja que allí vivía a todos con dichos solía recibir y si al menos changua o tinto se negaba a recibir al regaño se tiene que atener, lengua brava para que aprenda a agradecer, porque afrenta ha de ser un bocado rechazar.

Juan Viejo personaje singular, cuentos, dichos y chistes y un humor solo salido de la cotidianidad que espontáneamente ocurrencias como anécdotas por siempre perduraran. Una misión especial en el pueblo desempeñara, los dolores a muchos calmará y con sobijos piernas rotas, tronchaduras y escuajados pronto curaran. Los rezos el mal de ojo sacara, sus manos benditas las fiebres calmara y por una moneda un agüita de yerbas las lombrices desaparecerán. Hasta los animales paz encontraran porque de las gusaneras el los librara. De muchas partes al pueblo llegaran, su fama pronto se extenderá y las curaciones como milagros se reconocerá.

Con el tiempo su fin llegara, Doña Trina viuda quedara, la selva de cemento un nuevo panorama formara, pero esta casa su magia perpetuara.

CUENTA LA LEYENDA… LA MAESTRA

Cuenta la leyenda… que en los albores del siglo XX en un pueblo casi olvidado un puñado de familias con temple y tesón luchan contra la indiferencia estatal y la apatía propia de que quien no tiene arraigo por su propia tierra, familia de pedagogos, los moreno,  se empiezan a conocer no solo aquí sino a nivel departamental, alguno de ellos Pascual  historiador también, desde la academia de historia de Santander  una pregunta logra resolver y con la prueba principal e irrefutable una partida en los libros parroquiales permite develar la cuna natal de la heroína, restituyendo para Pinchote su sitial en la historia nacional, pero es una de sus sobrinas, la más humilde, la que muy niña su padre va a perder y con ello tal vez toda posibilidad, sin embargo, su apasionamiento perseverancia y carisma lograron el destino cambiar por medio de “La tía Herminia” quien fuera su ángel benefactor y aun con dificultades un peldaño alcanzar teniendo la posibilidad de prepararse en pedagogía al lado de la crema y nata de la sociedad sangileña. Un camino tortuoso y también de satisfacción así empezó haciendo remplazos en una u otra escuela, un poco a pie o a lomo de mula, cruzando ríos caudalosos sobre puentes de cabuya y madera, veredas lejanas e inhóspitas a lo largo y ancho de la geografía Santanderiana la vieron recorrer; Jesús María, Umpalá, Piedecuesta, la vereda cinco mil, Simacota, San José, Suaita, la Palmita, Hatoviejo, cantabara, Aratoca algunas por nombrar, sola o acompañada por un  familiar Marina, Silvia, Buenaventura y Edelmira mil aventuras por conocer… a la luz de un candil en el cuarto de una casa en ruinas que en el día servía de salón y en la noche de habitación, el rechinar de un caballo o el crujir de las barandas los espantos allí vida propia parecía recobrar… la llorona, la pata sola o el ánima manta largas noches de insomnio le hicieron padecer, que luego como anécdotas entre risas nos acostumbraba contar. Un solo salón, cinco grados, niños ávidos de educación y una maestra con una gran vocación pronto su entrega y dedicación sus estudiantes la empiezan a estimar.  La época de la violencia en algún pueblo en la casa de un gamonal la señorita maestra se tiene que hospedar y ella con gran humildad sus convicciones puede mostrar y al final con sorpresa acogida y admirada por un liberal. A su tierra natal un día ha de llegar, dificultades por supuesto ha de encontrar, con pizarra y gis  bajo el brazo sus armas para luchar,  gramática y  ortografía a la perfección, a sus alumnos con versitos  les hacía aprender y si aun así testarudos resultaban ser la vara es solución. Las silabas bra, bre, bri, bro, bru que arduo algunos en aprender  pero sus mañas y nuevas técnicas han de inventar. Lectura e historia su gran fascinación  tanto que  la muerte la sorprendió con “los miserables” de Victor Hugo aun sin terminar. La alegría de leer, cien lecciones de historia sagrada y la urbanidad de carreño eran una obligación. Directora de agrupaciones, tesorera de los bazares, benefactora de mil causas  perdidas, en labores comunitarias, primera mujer concejal en Pinchote y su principal labor la de enseñar siempre la hemos de recordar. “MAESTRA DE MAESTROS” alguien la bautizo, las nuevas generaciones de educadores en sus aulas y bajo sus enseñanzas se pudieron formar, y hasta en la universidad alguno de sus alumnos hoy profesor es. En el altar de la educación en Pinchote y Santander   Doña Elvira Moreno de Cristancho siempre estará y ejemplo de esfuerzo, coraje y perseverancia para todos una gran lección que solo el tiempo lo ha de reconocer. Mostrar sus cualidades imposible es porque esta leyenda siempre corta se quedara pero algunas por resaltar… La pluma y el tintero su letra pudo moldear, diminuta, pareja y clara quien no la ha de reconocer, memoria prodigiosa hasta ultimo momento pudo  exibir poesias completas habitual en ella declamar, y el sistema de sumar? varias veces la prueba le hice pasar y a mi calculadora siempre le pudo ganar… tres y dos cinco y ocho tres y  uno va  y ocho llevo dos,  yo la verdad no le podia entender pero su metodo infalible si es. Caridad, Paciencia y Esperanza un legado mas, su temple y ferreas convicciones siempre en mi mente estaran y cada una de sus enseñanzas con frases que  en mis oidos retumbaran. Ella toda una institución hoy día del maestro la quiero recordar y a mi pueblo al que tanto me hizo amar presentarle un personaje que a pulso y con las uñas grandes cambios pudo lograr.

CUENTA LA LEYENDA… EL SACRISTAN

Y ahora Cuenta la Leyenda… que como todo pueblo religioso los domingos en Pinchote desde muy temprano y desde lo alto del campanario el tañer de dos grandes campanas retumbaban en todo el vecindario llamando a los fieles a la misa, pero este sonar no era como cualquiera, era sonoro y acompasado, como una melodía que alegraba el día a quien lo podía escuchar, se identificaba que llamado era ya que al final de cada sinfonía; uno, dos o un largo retoque lo informaba y así las señoras sus rebosos alistaban y prestas al templo acudían. Cuando un vecino fallecía, las mismas campanas su alegre tintinear transformaban en un melancólico y lánguido redoble que hasta los confines del pueblo su noticia triste hacía llegar, el alma entera estremecía de dolor y el llanto no se hacía esperar… pero detrás de estos acordes solo un personaje sigiloso, humilde y bonachón… TIO MON, don Salomón Triana el hijo de doña Chinca, el Sacristán del pueblo, aquel que pasaba desapercibido para muchos pero indispensable para todos. Los ornamentos clericales siempre impecablemente listos para cualquier celebración, la casulla morada, roja, verde… y sobre ella el alba, coronado con la estola y sobre estos el cíngulo organizados exactamente en el orden inverso de colocación. los libros litúrgicos perfectamente marcados con las lecturas del día sobre el ambón y las velas perfectamente encendidas en el altar junto a estas cáliz y hostias preparados para el ritual… estas tareas cotidianas y otras menos ceremoniales pero igual de importantes las cumplía don Salomón a cabalidad con el silencio que siempre lo caracterizo, a tal punto que una vez retirado de sus labores ya nunca mas las campanas volvieron a sonar como aquellos días y a los muertos no se les llora como antes y solo un vago recuerdo nos queda en la memoria.

Como todo parroquiano Tío MON cumplía sus obligaciones  de proveer sustento a su familia dedicándose desde muy temprano a labrar la tierra, maíz y millo su cultivos

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