Y cuenta la leyenda… que en alguna época no muy lejana las niñas, jovencitas, señoras, damas, mejor dicho las mujeres entre su ajuar, para tapar la claridad usaban las enaguas, fondo, combinación, falsos o falda de debajo generalmente con encaje. Era mal visto que se escurrieran y se viera así fuera solo la punta del encaje, “ está buscando novio? “ decían, (ahora no las usan y se les ve más que la clarida). Solo una humilde mujer en Pinchote se daba el lujo de andar con las naguas escurridas, y no solo eso sus vestidos eran de colores llamativos con flores, de tela brillante, era tartamuda o tartaja a quien los muchachos la arremedaban, le tiraban piedra o se burlaban pero que salían corriendo cuando ella cogía un chamizo y les devolvía sus pilatunas, en alguna ocasión organizaron el reinado del millo y esta mujer “la boba del pueblo” lucio orgullosa y feliz cetro y corona. Cuando a alguien querían regañar, ofender o fastidiar le decían “ya está igual a María Martínez”, que así se llamaba nuestro personaje, era la de los mandaos, la servicial, en la cocina un sabor particular y para el pueblo un ser sin igual. Icono de la moda y así las nuevas generaciones han de reconocer que una nueva moda ella implanto, su seña particular en aquella época de tanta elegancia y finura, en cada uno de sus dedos un anillo solía lucir, uno grande de plata con una gran piedra y otros más, objeto de burlas por esto también fue y pensar que hoy en día hasta en las narices colgandejos suelen usar. Si alguien por casualidad una foto de ella tiene le agradezco la pueda compartir y así esta leyenda completar