Por
Ing. Martha Luz Cristancho Moreno copy rigth 2018
Hoy cuenta la leyenda… que así como el tiempo pasa los recuerdos también, y en un pueblo donde no pasa nada pero sucede de todo, las gentes Vivian sin lujos ni comodidades, tal vez con el solo devenir del tiempo. Un médico los visitaba ocasionalmente en el único puesto de salud aun sin dotación, las cuatro calles polvorientas y el transitar de los vecinos conocidos entre sí porque a pesar de las diferencias, el respeto y la cortesía nunca se logró perder, servicios públicos y agua solo de ocasión y escuelas con poco mobiliario, tableros verdes y tiza blanca único material didáctico para un par de maestros que enseñaban aritmética, castellano, historia, geografía y algo más, muchos solo las primeras letras aprendían porque el trabajo en la labranza o la cocina con apremio la familia su aporte esperaba y los privilegiados tercero o hasta quinto y no fue más la vida así debían enfrentar, ser uno del montón única profesión, sin embargo, él estaba ahí tan revolucionario como soñador, Cheo lo llamaban para distinguirlo de su papá pero a pulso su nombre fue ganando no solo para amigos y seguidores sino para el pueblo en general, los políticos poco o nada su carácter les podía interesar, sus ideas de izquierda o de derecha siempre una ambigüedad, entre godos y cachiporros no se sabía cuál lo perseguía más, Genialidad o necesidad desde un inicio se propuso a todos enfrentar y sus proyectos todo el mundo los puede admirar, Eliseo Quintero Duran ahora y en la posteridad su nombre al de Pinchote siempre unido estará. Un día cualquiera tranquilo y sosegado un grupo selecto de jóvenes sus mejores galas puestas llevaran y como en un cuento de hadas el bachillerato por fin empezaran, no se sabe si será legal o alguna validez tendrá pero un colegio contra viento y marea hoy dicen que sus clases iniciara… las ruinas de la escuela los albergara, unos profesores prestados y sin sueldo hasta clases de inglés les impartirán una locura muchos dirán y desde las esquinas boquiabiertos quedaran, unos pocos este despropósito apoyaran algunos sus hijos a clases enviaran, otros cuadernos y libros viejos apolillados donaran, una escoba un trapero regalaran y una pensión también patrocinaran y así entre burlas, hostigamiento y persecución pronto en el pueblo bachilleres habrá y una nueva esperanza de profesionales de sus aulas surgirán. Reconocimiento para un hombre al que a pesar de las diferencias me enseñaron a admirar y aunque la vida por caminos separados nos hizo transitar, sé que él ejemplo por siempre será, su valentía y coraje ante las adversidades su principal cualidad. Paz en su tumba
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