Desde un recóndito y misterioso lugar de la memoria cuenta la leyenda … que en alguna época cuando aún la modernidad no había llegado, la oficina de telégrafos ubicada en un costado del parque, único medio de comunicación, estaba al servicio de la comunidad. Un “cacho” negro instalado en una cabina de madera, instrumento de conexión con el exterior, los lugareños acudían al llamado por el chorote de la alcaldía… “se le informa a la señorita NN que tiene llamada a las dos en punto en la oficina de telecom”, y así este medio de notificación eficaz permitía que el pueblo en pleno se enterara que el novio de la señorita NN la iba a llamar y estar pendientes en la tarde que nuevas habrá.
Solo cuatro cuadras el pueblo tenia, las calles aun sin empedrar y una cuadra abajo del centro de información, un punto estratégico “la punta del palo” durante muchos años sitio de referencia fue y hasta muertos conoció, y desde allí una vasta mirada plantas como la bellísima, árboles frondosos tupidos con musgo y cercas de piedra tradicional, mejor paisaje nadie pudo disfrutar… por el ramal del socorro a lo lejos una casa emerge tímida, sorprendente y enigmática. Una sensación misteriosa despierta la curiosidad, la gente hasta la curva ha de llegar y en un cuento de hadas su visita se ha de convertir. La entrada, nada tradicional, por un costado cerca de alambre hay que cruzar, gradas de piedra y tierra se deben recorrer y justo en el patio rodeado de pollos, gallos y gallinas acceso directo a la cocina en barheque, una sorpresa había de esperar arepa cariseca, bollos de maíz y con suerte chicha fuerte para degustar, la pareja que allí vivía a todos con dichos solía recibir y si al menos changua o tinto se negaba a recibir al regaño se tiene que atener, lengua brava para que aprenda a agradecer, porque afrenta ha de ser un bocado rechazar.
Juan Viejo personaje singular, cuentos, dichos y chistes y un humor solo salido de la cotidianidad que espontáneamente ocurrencias como anécdotas por siempre perduraran. Una misión especial en el pueblo desempeñara, los dolores a muchos calmará y con sobijos piernas rotas, tronchaduras y escuajados pronto curaran. Los rezos el mal de ojo sacara, sus manos benditas las fiebres calmara y por una moneda un agüita de yerbas las lombrices desaparecerán. Hasta los animales paz encontraran porque de las gusaneras el los librara. De muchas partes al pueblo llegaran, su fama pronto se extenderá y las curaciones como milagros se reconocerá.
Con el tiempo su fin llegara, Doña Trina viuda quedara, la selva de cemento un nuevo panorama formara, pero esta casa su magia perpetuara.